martes, 11 de marzo de 2014

INSTRUCCIONES PARA RODAR POR UNA ESCALERA (Plagio de Instrucciones Para Subir Una Escalera, esperando que Cortázar no se revuelque en su tumba)

Como ya se habrán dado cuenta, el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. De igual manera, así como el suelo se pliega de formas ascendentes, también lo hace de marera descendente. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más abajo y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquier otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de un piso determinado a uno inferior.

Para rodar por una escalera olvide todas las instrucciones recibidas en el texto original, sobre todo la que consiste en estar frente a una escalera ascendente, ya que rodar en por una escalera ascendente puede resultar demasiado complejo debido a que la fuerza de gravedad funciona en sentido contrario, por lo tanto, deberá situarse en la parte superior. Las escaleras se ruedan de frente, hacia atrás o de costado. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida lo suficiente para perder de vista los peldaños (o con los ojos cerrados si lo prefiere), y respirando lenta y regularmente. Para rodar por una escalera se comienza por avanzar por esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones, cabe exactamente en el escalón. Puesta en el aire dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), quitando gradualmente el peso del cuerpo depositado en el pie y así permitir que el pie y el cuerpo en su totalidad pierdan el equilibrio de tal forma que pie, pie y cuerpo empiecen a rodar. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta que el cuerpo adopta una posición más aerodinámica y/o esférica para rodar más rápido. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace más difícil la explicación. Pero descuide, puede tener efectos benéficos para la caída el levantar al mismo tiempo el pie y el pie).

Si le cuesta un poco dar el primer paso al vacío, puede ayudarse con un medio litro de destilado de papa que comúnmente se le conoce como vodka ya que al ingerir éste líquido, perderá el nerviosismo y el equilibrio que tanto obstaculizan este proceso. También puede recurrir a la ayuda de un tercero, (especialmente niños entre los 6 y 9 años, o alguien que sufra de un profundo odio hacia usted, o un hijo heredero si es que usted es un octogenario acaudalado), persona que si entra en las anteriores descripciones, será de gran ayuda.


jueves, 3 de octubre de 2013

UNA FUNCIÓN BIOLÓGICA Y PRIMITIVA.



Pasto. Pasto. Pasto. Líder de la tribu. Pasto. Pasto. Pasto. Hermano. Pasto. Pasto. Pasto. Yo. Pasto. Pasto. Pasto. Lejos. Pasto. Mamut. Pasto. Mamut bebé. Pasto. Todos quietos. Pasto. Respiración agitada. Pasto. Pulso nervioso. Pasto. Lanzas en las manos. Pasto. Líder da la señal. Pasto. Otros se levantan y corren. Pasto. Nosotros quietos. Pasto. Los mamut los ven. Pasto. Los mamut corren. Pasto. La madre y la cría se separan. Pasto. La cría corre hacia nosotros. Pasto. Mi hermano y yo enterramos las lanzas contra la roca. Pasto. Lanzas firmes. Pasto. La cría se acerca. Pasto.

José detiene la película y le pregunta a Diana que si quiere algo de comer. Cobijas. Ella dice que tiene sed. Cobijas. José se levanta y va a la cocina. Baldosa. Baldosa. Baldosa. Nevera. Coca cola. Vaso. Otro vaso. Baldosa. Baldosa. Baldosa. Cobijas. José le da el vaso a Diana. Cobijas. Ambos beben. Cobijas. Ambos hacen Ahhhhhh! Cobijas. Beso. Cobijas. Diana coge el control. Cobijas. Play.

Bebé mamut grande y rápido. Pasto. Yo tiemblo. Pasto. Mi hermano tiembla. Pasto. Bebé mamut más grande de cerca. Pasto. Listos para levantar lanzas. Pasto. A la madre. Pasto. No la vimos llegar. Pasto. Empuja al bebé. Pasto. Y las lanzas se clavan en ella. Pasto. Pisadas. Pasto. Pisadas. Pisadas. Llega otro. Pisadas. El padre. Pisadas. Pisadas. Mi hermano y yo corremos. Pisadas. Pisadas. Sangre. Yo sigo corriendo. Sangre. Sangre. Sangre. No hay comida. Sangre. Sangre. Sangre. Tampoco hermano.

martes, 25 de junio de 2013

POR FAVOR, NO PIENSE MAL




Por favor, no piense mal, pero tengo miedo. Hace un tiempo leí que las cosas a las que más les tememos, en el subconsciente, las deseamos.
Tengo miedo, de que las veces en que mi mamá se ha demorado en llegar a la casa y yo me he asustado porque le pudo pasar algo, en realidad lo haya deseado.
Tengo miedo de haber deseado que vaya en el carro en plena autopista a unos setenta kilómetros por hora.
De haber deseado que mientras va manejando, le suena el celular y ella contesta con el manos libres. Recibe la llamada del coordinador de disciplina del colegio y ella se alarma un poco, ya que son las nueve de la noche y es una hora inusual para una llamada de esas. Ella pregunta si algo me ha pasado y el coordinador dice que no me ha pasado nada, pero que yo sí he hecho algo. La velocidad aumenta a setenta y cinco kilómetros. ¿Qué pasó?, ¿qué hizo Juan? El coordinador dice que la espera mañana a primera hora, que es grave. Ella le dice entonces, para qué mierda me llama si no me va a decir nada, simplemente me hubiera citado. Ochenta kilómetros. Ella lo dice tan brava que el coordinador accede y le dice que me sorprendieron en el salón de profesores, frente a la profesora de biología Janeth, masturbándome. Noventa y cinco kilómetros. Le dice que la profesora se quedó pasmada, y que yo eyaculé encima de ella y en su cartera. La llamada deja a mi mamá en estado de shock. Ciento veinte kilómetros. Semáforo en rojo. Ella no frena. No piensen mal de mí, pero creo haber deseado que un bus intermunicipal cargado de gente, va a cien kilómetros por hora y el semáforo cambia a verde en el momento justo para no frenar. Arroya el carro de mi mamá haciendo que dé varios giros en el aire, y quede aplastado contra un muro de concreto a varios metros de la vía. La policía, las ambulancias, las luces rojas y azules con chillonas sirenas revientan los tímpanos. Las sierras eléctricas cortando pedazo tras pedazo de metal azul del carro, tratando de abrirse paso hasta la cabina. Metal se mezcla con sangre y hace que la sangre sepa más a metal.
Cuando la fantasía llega a un punto de no retorno, cuando los paramédicos y la policía llegan a la cabina para rescatar el cuerpo, en ese justo momento, mi mamá abre la puerta de la casa y me pregunta: ¿cómo te fue en el colegio?, y yo le digo: Bien. 

martes, 18 de junio de 2013

HORRIBLE SABOR


El anciano que se comportaba como un niño, encontró en las montañas cerca a su casa una pila de aguas termales, y pensó que esas aguas termales podrían ser aún más y mejor que agua caliente. Entonces el anciano que se comportaba como niño fue a su casa y le quitó las sábanas a la cama y las cosió con hilo, convirtiendo las sábanas en un sobre, habiéndole metido antes, muchas hojas secas y algunas moras.
El anciano que se comportaba como un niño le cosió a la sábana con forma de sobre, una pita en una esquina, como las colas de las cometas y se fue a la montaña.
Al llegar a las aguas termales, el anciano que se comportaba como un niño metió la sábana en el agua y empezó a agitarla desde la pita. El agua termal cambió de color y cambió de sabor y el anciano que se comportaba como un niño se sumergió en ella y la probó y le dijo al viento, a nadie: Amarga, puerca, horrible, no tiene azúcar, asquerosa. Escupió y tras las babas vino el vómito y al verse nadando en las aguas termales-té gigante-piscina-vómito, el anciano que se comportaba como un niño, se puso a llorar.

jueves, 15 de diciembre de 2011

PATA INFERIOR IZQUIERDA


A seis mil trescientos cincuenta kilómetros de profundidad y a seis mil setecientos grados centígrados, las ondas de una energía invisible continúan su trayecto en busca de la superficie. Atraviesa interminables distancias de fuego, lava y rocas que; a medida que se aleja del núcleo, se van enfriando. Cavernas subterráneas. Madrigueras de criaturas aún no descubiertas. Lagos abismales. Miles de kilómetros de roca. Huesos de Tiranosaurio Rex. Pozos de alquitrán. Yacimientos de carbón y diamante. Tierra húmeda y fría. Una viga de acero. Cemento. Escaleras. Madera. Tapete. Finalmente, la energía que nadie puede ver, llega a la pata inferior izquierda de una cama. Ahí la energía invisible aguarda sin afanes ni desesperos, pues no vive de tiempos. El momento exacto para continuar con su trayecto sucede cuando el dedo más pequeño de un pié choca contra la pata izquierda de la cama, la energía sube por el pie, pasa por el talón, atraviesa tendones y los conectores nerviosos. Sube por la pantorrilla, la rodilla el muslo y la cadera. Llega a la espina dorsal, que es una autopista hasta el cerebro, y esa energía invisible se  divide por dos caminos sin perder fuerza. Parte de ella baja por la cabeza hasta las cuerdas vocales y se transforma en un malditotriplehijueputaqueteremilpariócamadelasmilmierdas. La otra parte de la energía baja por el hombro derecho, el bíceps, la mano, que pierde su forma de mano y se metamorfosea en un puño que se estrella contra la pared. Baja por varias vigas de acero. Atraviesa varios kilómetros de tierra húmeda y fría. Atraviesa yacimientos de carbón y diamante, pozos de alquitrán, huesos de Tiranosaurio Rex, lagos abismales y atraviesa todas esas cosas hasta llegar a alguna pata inferior izquierda de una cama en China. Igual que las veces anteriores, la energía aguarda el momento indicado para continuar su trayecto por medio de otro dedo pequeño del pie de algún desprevenido. Pasan días, semanas y meses y nada pasa aún. Nunca había pasado tanto tiempo sin que la energía provocara una tronchada de dedo, eso no era normal. Acostumbrada a recorrer las entrañas del planeta y a estar siempre en movimiento, ahora empieza a perder su paciencia en esa pata. Un extraño "bip…bip" y un letrero que dice "pabellón de comatosos" son la razón del porqué nadie camina cerca a la cama. Varias semanas pasaron hasta que una figura oscura se acercó a la cama. Un poco más un poco más pensó la energía, hasta que. Ahí lo tiene. Un dedo pequeño del pie acaba de chocar con la pata izquierda. La energía trepa a través de huesos sin carne: falanges, calcaneo, tibia, fémur, todas las vertebras hasta llegar a un cráneo vacío y aún así la energía nuevamente tomó dos rutas; una por la boca sin lengua ni carne pero aún así dijo: "malditotriplehijueputaqueteremilpariócamadelasmilmierdas, muéranse todos", brinca sobre un pie mientras se soba el otro. La otra parte de la energía baja a través de la clavícula, el húmero, el radio y el cúbito, las falanges hasta llegar a la enorme guadaña sostenida por su mano, la cual agitó y golpeó contra el piso. La energía vuelve a empezar su viaje hasta el otro lado del mundo, dejando atrás un encapuchado con una guadaña, saltando como una niña y unos ciento cincuenta muertos en el hospital.

sábado, 4 de junio de 2011

HNOS GASCA

Veinte minutos antes de empezar el espectáculo, varias familias están haciendo fila para entrar al circo. Ven que algunos empleados salen con unas enormes canecas y con ellos también sale un olor acre penetrante. Al ver esto la gente no hace preguntas porque las preguntas arruinan el encanto del espectáculo. Uno de los empleados tropieza con una piedra y hace que una caneca se de vuelta y su contenido cae al el piso. Lo primero que se ve son unos bultos grises de interior rosado, entre esos pedazos del rompecabezas se alcanza a ver una pequeña trompa arrugada, pero eso no importa porque la gente olvida fácil. Muchos empleados salieron corriendo a levantar lo que nadie debía ver, y en ese momento la fila que llevaba veinte minutos quieta, empezó a avanzar.  

Las luces se apagan. Suenan los redoblantes, y cuando las luces vuelven a aparecer, unas cincuenta familias en medio de un terrible olor a meados y sentados en unas gradas de madera medio podridas, empiezan a aplaudir y con cada aplauso, los meados y la madera húmeda desaparece, porque la gente olvida fácil. Hace su aparición Big Boy, un elefante asiático de cuatro toneladas que tiene un adorno dorado en la cabeza, como los que se ponen las bailarinas árabes pero cinco veces más grande. Big Boy aparece acompañado de su adiestrador quien lo lleva al centro del escenario donde hay una silla giratoria relativamente pequeña. Todos ven que el elefante sube una pata delantera a la silla giratoria y la otra queda en el aire, dejando sólo las dos patas traseras apoyadas en el piso. Eso es lo que ve la gente, pero el elefante ve la fusta blanca que el entrenador tiene en la mano. Todos ven como eleva una de las patas traseras y la flexiona como si fuera un equilibrista. Big Boy sigue viendo la fusta. En un increíble acto de coordinación y equilibrio, levanta la otra pata trasera y queda apoyado únicamente en la pata que esta sobre la silla giratoria, haciendo que las cuatro toneladas del elefante den vueltas como bailarina de caja musical. El público aplaude y grita eufórico. Cuando deja de girar y las cuatro patas de Big Boy vuelven a tierra, la gente ve al elefante más increíble del mundo. Big boy sigue mirando la fusta. Luego a su entrenador, algo pasa por su cabeza y su mirada cambia. Su cuerpo avanza hacia él como un tanque de guerra. El entrenador trata de huir pero pierde el balance. Big Boy lo patea como si fuera una pelota y el hombre trata de defenderse, una patada y ahora tiene los brazos fracturados, otra patada en el tórax y tiene  hemorragias internas. La gente sale despavorida corriendo por el horror de un espectáculo que pierde el encanto de la ficción y se vuelve real. Big Boy inclina su enorme cabeza y aplasta el cuerpo de su entrenador con la trompa. La gente olvida fácil, pero Big Boy se acuerda de del trato de sus sus entrenadores a él y a su cría de dos años. A Big Boy no se le olvida el momento en que su pequeño dejó de reaccionar a los golpes. Después de asegurarse que ningún hueso del entrenador quedara completo, el elefante sale de la carpa enloquecido.   La policía llega y abre fuego contra el paquidermo.
Antes la gente lo quería, lo amaba por hacer el número de la silla giratoria pero la gente olvida fácil. Ahora lo quieren ver muerto por lo que hizo con el entrenador. Al caer al piso después de una fuerte balacera, todos habían olvidado a la estrella del espectáculo, pero nunca iban a olvidar al elefante asesino.