El anciano que se comportaba como un niño, encontró en las
montañas cerca a su casa una pila de aguas termales, y pensó que esas aguas
termales podrían ser aún más y mejor que agua caliente. Entonces el anciano que
se comportaba como niño fue a su casa y le quitó las sábanas a la cama y las
cosió con hilo, convirtiendo las sábanas en un sobre, habiéndole metido antes,
muchas hojas secas y algunas moras.
El anciano que se comportaba como un niño le cosió a la
sábana con forma de sobre, una pita en una esquina, como las colas de las
cometas y se fue a la montaña.
Al llegar a las aguas termales, el anciano que se comportaba
como un niño metió la sábana en el agua y empezó a agitarla desde la pita. El
agua termal cambió de color y cambió de sabor y el anciano que se comportaba
como un niño se sumergió en ella y la probó y le dijo al viento, a nadie: Amarga,
puerca, horrible, no tiene azúcar, asquerosa. Escupió y tras las babas vino el
vómito y al verse nadando en las aguas termales-té gigante-piscina-vómito, el
anciano que se comportaba como un niño, se puso a llorar.
Bueno.
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